Soy un conjunto de tierra y de sal.
De flores, de arenas, y marullos de mar.
De juegos de niños, que hacer del hogar
y música inventada en frascos de cristal.
Trenzado cabello, greñas de trigal.
Soles de mi isla, brisa tropical...
Lluvias torrenciales,
charcos que al pasar, en medio de ellos, solía bailar.
Soñé de la selva y la zona polar.
En un bosque escondido,
aprendí a volar.
Y desde lo alto pude divisar
un castillo ermita que sobresalía
de entre las encinas de un matorral.
Crecer junto a mami, fue la inspiración
para entonar siempre, una canción.
Y al ver a mi padre marcado
en sus manos, con fuerza, con casta
y tenaz labor;
talló en mi esencia, un lado indomable, que solo lo vence, el más puro amor.
Estar bajo el techo con ocho hermanos,
los pleitos surgían casi sin razón.
También los abrazos, las tiernas caricias, la camaradería y la comprensión.
Un grupo de amigos, fueron mi refugio... de entre las tormentas
y la desilusión.
Unidos crecimos bajo el mismo cielo
y al llegar el día, dijimos adiós.
Hoy, desde en el presente,
me acuerdo de ellos, jugando
"El Pañuelo, "La Conga", "El Angel"
y "El Compai Jo."
Niñez esculpida. Artesana en flor.
Memorias que guardo, tesoros de amor.
