Examino el rocío de la aurora
pues hace tiempo
pues hace tiempo
no te veo por mis sueños.
Reapareces en mis versos
como leña encendida
y calcinada en los brazos
y calcinada en los brazos
de otro dueño.
Y veo al mirar por la ventana,
tu silueta peligrando
en el borde de un profundo abismo...
Y te escurres sin remedio
por el despeñadero de mi almohada.
¡En el rocío de la aurora vas dormido
hacia el vasto horizonte del olvido!
hacia el vasto horizonte del olvido!
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