martes, 18 de octubre de 2016

VIDA DESIERTO

Allí estuve plantada 
en un valle
que más que valle 
era una vida desierto.
Árida, cuarteada, inhóspita y silenciosa.
Intentando restaurar mi piel, 
que reseca, estaba adherida 
a mis huesos. 
¡Entonces pude percibir
que ya hacía algún tiempo, 
había muerto!

Mis obstinadas raíces 
penetraron muy profundo 
coincidieron con mi esencia 
y se formó un nuevo mundo.  
¡Así hallé eternidades
al expropiar mi dolencia!
Un río de cristalinas aguas 
arrasaba con mis guerras
y reverdecieron mis ojos
en el vientre de la tierra. 



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