¡He de partir lo sé!
Y las estrellas del cielo
a las que tanto he admirado
seguirán inspirando versos
a poetas alocados.
El musgo de mi jardín
color oro envejecido
será camada a las rosas
que ya habrán florecido...
En el medio del camino
un frondoso árbol de pino
se elevará majestuoso
lleno de aves y nidos...
El ruiseñor que visita
mi ventana en primavera
seguirá entonando notas
despertando a otro
a cualquiera...
¡Yo moriré en invierno!
Del polvo de mis cenizas
regado en la cordillera
germinará una flor maga
adorno a mi cabecera...
Mas seré cual alma en pena
sin estrellas, sin jardín
y sin aves que me anuncien
cuando llegue primavera.
y sin aves que me anuncien
cuando llegue primavera.