¿En qué momento tus caricias
cambiaron a cicatrices?
¿Cuándo fue que dolieron todos tus besos?
Y tus manos...
Esas manos que llenaban mis vacíos,
¿En qué momento fueron libres de marcar mi piel con tanto hastío?
Hoy mis pasos se alejan
de tus ojos.
Corren despavoridos cual gacela
que intenta escapar de lo que ha sufrido.
Cicatrizando el zarpazo
de tus garras
y deseando olvidar
la bestialidad de tu rugido.
Hoy me alejo porque puedo
y porque quiero
dejar atrás el dolor inmerecido
y aunque te he amado muy profundo, me respeto...
¡Soy GEA!
¡¡¡Madre de los hijos de este mundo!!!