Él salia del cuarto cuando nacía el día
dejándola sola, desolada y fría.
Ella se decía con carita ajena
«¡Mi vida se extingue sintiendo esta pena!»
dejándola sola, desolada y fría.
Ella se decía con carita ajena
«¡Mi vida se extingue sintiendo esta pena!»
Eran muchos días de heladas quimeras
de estar relegada, de no ser primera
por lo que vivía se sentía asfixiada
hundida hasta el cuello en dunas doradas.
de estar relegada, de no ser primera
por lo que vivía se sentía asfixiada
hundida hasta el cuello en dunas doradas.
Mas ella callaba y “el que calla otorga”
decía «otro día», pensaba, «otra hora»
así proseguía nutriendo esperanza pero cada dia se sentía más sola.
decía «otro día», pensaba, «otra hora»
así proseguía nutriendo esperanza pero cada dia se sentía más sola.
Despertó un día con el plan resuelto
aceptó, su amor no tenía sustento
cerrando sus ojos deseó ferviente
que el fin de su vida fuese diferente.
cerrando sus ojos deseó ferviente
que el fin de su vida fuese diferente.
Llegó la tristeza con gritos y llantos
alguien exclamó «¡la quise yo tanto!»
en su nota escrita dejó por herencia
lágrima en tinta y su fútil ausencia.
alguien exclamó «¡la quise yo tanto!»
en su nota escrita dejó por herencia
lágrima en tinta y su fútil ausencia.
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