Dame la virtud de tu mirada
lánguida, sutil, azul verdosa.
Déjame pintar nuestra alborada
volando en alas de una mariposa.
Habla con tus labios mi existencia.
No escatimes de verbos, ni de besos.
Sosténme fuerte, dame aliento
Sosténme fuerte, dame aliento
déjame sentir tu fuego lentamente...
En este abrazo de amor
al que me entrego cenicienta
«¡calcinada en el músculo del viento!»
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