Anduve en el valle de las sombras
como alma, que en la brecha,
no sabe donde está su cuerpo.
Refugiada entre mis letras
proseguí.
Caminé, gritando mi dolor
en cada verso.
Con mi garganta seca
y mis pies entumecidos..., ¡caminé!
En cada rima, mi llanto
y en cada verso..., un renacer.
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