Cuando morí a mis miedos, comencé a vivir
Y sentí cosas bellas que las quise escribir...
La melodía de un verso cuando toca mi alma,
la majestad del silencio cuando todo está en calma.
El rostro de un niño cuando disfruta de un cuento.
La ternura que siento por mis queridos nietos.
Sus cabellos despeinados y abrazos apretados
y ese gozo de verlos crecer a mi lado.
El paso de los años me dio sabiduría
pero al compartirla entendí, que era mía.
Al sentir soledades inventé alegrías
y ellas me acompañan casi todos los días.
Deseando ayudar, decidí esperar
pues la ayuda que se pide, se puede más apreciar.
Al mirar mi interior, aprendí a no juzgar.
Y en las noches de angustia, no dejé de soñar.
Siempre que caí en la profunda mar
escribiendo mis versos, aprendí a flotar...
Entendí que la vida es un efímero tiempo
tus esfuerzos y logros, se los llevará el viento.
Asimismo las tristezas también son pasajeras...
¡¡¡Pero vivir la vida, siempre vale la pena!!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario