de la soledad
que se acerca lentamente
con hastío y pereza...
Insolente se recuesta a mi lado.
Aunque me siento amordazada
estoy atenta a su latido
y veo como sucumbe cansada.
Son cincuenta jueves
de insómnicas noches.
Las esquinas de mi habitación cambian de forma,
me miro en un espejo
que no refleja mi rostro.
Me siento sosegada y reflexiva...
Pero al cerrar mis ojos
una lágrima silente
se desliza por mi mejilla...
¡¡¡Mi soledad duerme!!!
Y ya no me siento desolada.
Anhelo el final de la noche.
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