Aunque nadie fue testigo,
ahí estuvimos.
Frente al Mar Caribe
mecidos por la Luna.
Bajo palmeras, mirando al horizonte
en una larga y calurosa
noche de verano.
Llega el otoño y me obsequia
un mar de hojas...
Que al caer cubren la vera caminada.
Sutil ternura de una luz montuna.
Clamor primaveral de amores.
Brillando con miles de colores
hermosos y a su vez distantes...
El Mar Caribe muy al sur
entona su aria melodiosa
y al presentirlo el alma
en mí, se goza
al entender que aun estando lejos
mi mar querido, me convoca...
Vuelvo al otoño y me regala
un mar de hojas.
Un mar hojas en cascada silenciosa,
en lugar de una playa en el Caribe
de agua azul plateada y luminosa.