Entierro los reclamos de mi boca
y muerdo mis palabras con el trillo.
Con dos piedras a mi lado
y una cuchilla afilada
desgarro de mi piel
lo que es de humano...,
y me escondo.
De la furia de tus ojos
y las palabras que en tu boca
son saetas de fuego
que hieren como dardos.
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