Camino en mi cuarto en silencio,
y la noche insiste
en conversar conmigo.
La alcoba de dos cancelada
con mil espacios vacíos.
El espejo en la pared
refleja mi rostro en calma
pero nada está más lejos
del aspecto de mi alma...,
escucho sin remedio
las manijas del reloj
que marca la hora,
el final de mi ilusión.
Las madrugadas son frías
las tardes son sin sentido
y mi soledad no entiende
que aun te encuentras conmigo.
Poco a poco perezco
y no sé qué puedo hacer
para poder despertar
a tus ojos que no ven
y hacerte la pregunta...
Amor mío, y ahora ¿qué?
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